CÁNCER COLORRECTAL
¿Qué es el cáncer colorrectal?
Es un tumor que se desarrolla en el colon o recto, que representan la parte final del tracto digestivo. Son órganos huecos de forma tubular cuya función fundamental es reabsorber el agua de los restos alimentarios para formar las heces, a la vez que servir de reservorio de las mismas (recto) para facilitar la continencia y deposición normal.
El colon se sitúa en la parte baja y media del abdomen, y está conectado en su parte superior con el intestino delgado, y en su parte inferior el recto finaliza en el ano. El colon se divide internamente en 4 secciones principales: colon ascendente, colon transverso, colon descendente y sigma. Dentro del abdomen mantiene relaciones anatómicas con órganos importantes: posteriormente se apoya sobre el páncreas, el estómago y el bazo, y anteriormente se relaciona con el hígado. El recto se relaciona en la pelvis con próstata, vejiga, útero y ovarios.
El cáncer colorrectal se desarrolla cuando células normales glandulares de recubrimiento interno del colon y recto cambian a células tumorales y comienza a crecer de forma descontrolada. Se trata de un proceso paulatino que puede darse en extensión de la capa interna del colon-recto, en profundidad en su espesor, a través de ganglios linfáticos vecinos, al espacio peritoneal que recubre internamente el abdomen o a otros órganos adyacentes a través de los vasos sanguíneos o por contacto directo.
De forma particular, en el cáncer colorrectal se produce el fenómeno de aparición de lesiones pre-tumorales en forma de pólipos. Los pólipos representan un crecimiento irregular de las células de recubrimiento, en muchos casos sin haber adquirido capacidad de invasión alguna, y por tanto de comportamiento benigno. Estos pólipos representarían el primer escalón evolutivo en el desarrollo de un cáncer colorrectal, y por tanto su eliminación sistemática en el curso de la colonoscopia permite interrumpir el proceso evolutivo y reducir el riesgo de desarrollarlo de forma muy significativa. Esta es la razón última que justifica las medidas preventivas en forma de colonoscopia o estudio de sangre microscópica en las heces para detectar pólipos y extirparlos.
Existe otro tipo de cáncer colorrectal menos frecuentes cuando la estirpe de células de origen es diferente: el tumor carcinoide (de tipo mesenquimal). Este tumor deriva de células musculares de la capa intermedia del estómago, y su comportamiento es menos agresivo y con mejor pronóstico. Suele diagnosticarse en el recto.
¿Qué datos conocemos sobre su incidencia?
El cáncer colorrectal es el tumor más frecuentemente diagnosticado en España si consideramos a la población en su conjunto sin diferenciar por sexo, con más de 50.000 casos diagnosticados al año. El cáncer colorrectal suele desarrollarse habitualmente a partir de los 50 años, siendo el pico de su presentación en torno a los 70 años, y afecta casi por igual a hombres y mujeres. El principal factor de riesgo es la edad, y por tanto el envejecimiento poblacional contribuye de forma importante a un aumento del número de casos actuales y previstos en el futuro.
La supervivencia del cáncer colorrectal a los 5 años en España de forma global es de un 65%, dentro del rango de los países occidentales más avanzados. No obstante, hay notables diferencias en esa cifra según sea el grado clínico en cada paciente.
¿Qué personas tienen más probabilidad de padecerlo?
El principal factor de riesgo del cáncer colorrectal es la edad, particularmente en el grupo de población que supere los 50 años.
Otros factores de riesgo importantes son los relacionados con antecedentes familiares, personales o de hábitos de vida que confieren mayor riesgo. Desde nuestro centro de Medicina Digestiva en Madrid recomendamos que se muestre especial atención a los siguientes factores.
Factores de riesgo familiar
- Familiar de primer grado (padre, hermano, hijo) que haya sido diagnosticado de cáncer colorrectal.
- Pertenecer a una familia con antecedentes de cáncer colorrectal y/o de otros tumores como cáncer de útero, cáncer gástrico, cáncer de ovario, etc… donde haya sospecha de un síndrome hereditario/genético no confirmado todavía.
Hábitos o estilos de vida
- Consumo de tabaco
- Consumo excesivo de alcohol
- Dieta pobre en fibra (frutas y verduras)
- Dieta rica en carnes rojas o procesadas/curadas
Factores de riesgo personal
- Haber sido tratado previamente de cáncer colorrectal.
- Presentar pólipos colónicos de características significativas por tamaño, número o estudio histológico.
- Síndromes de poliposis (>30-50 pólipos) sin mutación genética conocida: Síndrome de Poliposis Serrada, Síndromes de poliposis adenomatosa atenuada, etc.
- Haber sido diagnosticado de un síndrome hereditario con una mutación genética, como: Síndrome de Lynch, Síndrome de Poliposis Adenomatosa Familiar, Síndrome Poliposis asociada a MUTYH, Síndrome de Peutz-Jeghers, etc.
- Padecer enfermedad inflamatoria intestinal tipo colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn durante más de 8-10 años
- Haber recibido radioterapia abdominal
- Obesidad
- Diabetes
- Raza negra
¿Qué síntomas pueden alertarnos?
Fases Iniciales
En las fases iniciales del desarrollo de un cáncer colorrectal es muy probable que no existan síntomas, y de haberlos, que aparentemente no se relacionen con el tumor. En estas fases iniciales, en la experiencia de los expertos de nuestro centro en Madrid, el diagnóstico suele darse de forma casual al realizarse una colonoscopia por otro motivo o cuando se realizan medidas preventivas voluntarias, como colonoscopia o estudio de sangre microscópica en heces. El diagnóstico de cáncer colorrectal en fase precoz (pólipos con degeneración superficial tumoral) permite en muchas ocasiones la posibilidad de un tratamiento endoscópico curativo y un excelente pronóstico. Del mismo modo, aquellos casos todavía precoces no subsidiarios de tratamiento, aunque precisen cirugía, tienen igualmente un muy buen pronóstico en líneas generales.
Fases Avanzadas
En fases más avanzadas, el cáncer colorrectal se puede manifestar por:
- Dolor persistente y/o distensión abdominal
- Pérdida de peso
- Pérdida de apetito
- Cansancio (asociado a anemia crónica)
- Anemia persistente con déficit de hierro
- Presencia de sangre roja en las heces
- Deposiciones negras (restos de sangre digerida)
- Cambio en el ritmo habitual de las deposiciones que se mantiene de forma prolongada más de 2 semanas.
- Dificultad para expulsar heces o gas
Aunque la presencia de alguno de estos síntomas no implica necesariamente la existencia de un cáncer colorrectal, se recomienda que en caso de presentar estos síntomas consulte a su médico para valorar la realización de pruebas diagnósticas.
¿Qué pruebas llevamos a cabo para su diagnóstico en nuestro centro en Madrid?
La prueba principal para el diagnóstico de este tipo de cáncer es la colonoscopia, un procedimiento endoscópico que consiste en la introducción a través del ano de un dispositivo flexible con cámara y fuente de luz que permite visualizar el interior del colon y el recto, así como tomar biopsias que establezcan el diagnóstico de forma definitiva. En el mismo procedimiento se puede realizar marcaje de la pared del colon con tinta del cáncer colorrectal para facilitar su identificación por parte del cirujano en la operación que se programa posteriormente.
Otras pruebas complementarias para el estudio son:
Colonografía por TAC (colonoscopia virtual)
Estudio radiológico con TAC en el que se realiza una reconstrucción tridimensional del interior del colon y el recto insuflando aire y previa preparación del paciente con limpieza intestinal. Puede ser particularmente útil en pacientes con un cáncer colorrectal que condiciona obstrucción completa al paso del colonoscopio, con el fin de poder visualizar aquellas zonas no alcanzadas por el mismo.
TAC
Estudio radiológico que permite analizar las estructuras adyacentes al colon-recto, así como otros órganos vitales como pulmones, hígado, páncreas, bazo, riñones, útero, ovarios, próstata etc. con el fin de poder establecer el grado de expansión y extensión del cáncer.
Resonancia Magnética
Estudio radiológico que se utiliza de forma particular en el estudio del cáncer de recto. Sirve para valorar la profundidad de invasión en la pared, la presencia de ganglios y la situación de los músculos del ano. También puede usarse de forma similar al TAC para valorar órganos vitales, particularmente si hay dudas razonables respecto a la presencia de metástasis en el hígado.
Ecoendoscopia rectal
Prueba endoscópica que consiste en realizar una ecografía de toda la pared del recto y el ano desde el interior usando un endoscopio especial adaptado que lleva en su punta un mini-ecógrafo. Permite analizar con detalle la profundidad de invasión del cáncer rectal y la afectación de ganglios adyacentes.
Tomografía de Emisión de Positrones (PET)
Estudio metabólico del cuerpo entero que permite analizar la extensión del cáncer localmente y a distancia, y que completa al estudio TAC. Se utiliza en ciertos casos de sospecha de extensión de la enfermedad a otros órganos con particulares dudas diagnósticas.
Marcadores tumorales
Forman parte del estudio inicial de los pacientes diagnosticados de cáncer colorrectal. Sirven para evaluar de forma indirecta el riesgo de metástasis, así como para los controles posteriores al tratamiento.
Laparoscopia
Técnica quirúrgica que consiste en introducir una mini-cámara rígida a través de una incisión en el abdomen para observar la cavidad peritoneal donde se encuentran los órganos abdominales. Sirve para descartar o confirmar la presencia de implantes tumorales en dicha pared interna peritoneal o en otros órganos adyacentes al colon.
Estudios especiales histológicos
En las células del cáncer se pueden estudiar ciertas mutaciones del ADN (gen KRAS, gen BRAF) que tienen implicaciones a la hora de poder seleccionar ciertos medicamentos quimioterápicos (inmunoterapia) en aquellos pacientes que lo precisen. De forma paralela, se puede estudiar la presencia o no de ciertas proteínas en las células (proteínas llamadas reparadoras del ADN) que pueden orientar a la sospecha de un síndrome hereditario asociado al cáncer colorrectal.
¿Qué tratamientos existen para el cáncer colorrectal?
Las opciones de tratamiento dependerán del grado de crecimiento del cáncer y su extensión o no a otros órganos.
En determinadas circunstancias es recomendable que en el plan del tratamiento tenga un enfoque multidisciplinar por parte de diferentes especialistas: gastroenterólogo, cirujano, oncólogo médico y oncólogo radioterápico.
Endoscopia
En los casos más precoces e iniciales, cuando el cáncer colorrectal incipiente se desarrolla sobre una lesión plana o polipoidea, su curación es posible mediante extirpación endoscópica con técnicas como la polipectomía, la Resección Mucosa Endoscópica (RME) o la Disección Submucosa Endoscópica (DSE). Un detallado estudio histológico, cuyo fundamento es una buena calidad del espécimen extirpado que incluya toda la lesión, permite asegurar que se cumplan todos los criterios favorables para considerar la lesión curada. En esos casos no es preciso tratamiento quirúrgico complementario, y el paciente puede incorporarse a su vida normal inmediatamente, con la única condición de llevar en el futuro controles de colonoscopia para vigilar la posibilidad de desarrollar nuevos pólipos colorrectales.
Cirugía
En muchos casos en los que el cáncer haya superado la fase más precoz será necesario el tratamiento quirúrgico mediante la extirpación de una parte del colon o del recto, lo que se denomina colectomía y resección anterior baja de recto. Incluye además la extirpación de los principales ganglios del colon/recto, así como en ocasiones de otros órganos adyacentes (hígado, pulmón, próstata, vejiga, bazo, riñón, intestino delgado, útero, ovarios, etc). El cirujano, además de extirpar esos segmentos afectados, realiza una conexión (anastomosis) entre los segmentos sanos para poder conservar el tránsito de las heces. Estas intervenciones quirúrgicas son realizadas por un especialista en Cirugía General y Digestiva, y requiere un ingreso hospitalario.
Quimioterapia
Consiste en la administración de medicamentos quimioterápicos por vía oral o intravenosa. Además de los medicamentos clásicos usados en quimioterapia, existen combinaciones de fármacos biológicos (anticuerpos especiales, proteínas recombinantes) que se administran de forma complementaria acorde a ciertas características celulares del cáncer o de su extensión a otros órganos. La decisión de administrar o no quimioterapia se basa en el grado del cáncer, y se puede realizar antes y/o después del tratamiento quirúrgico, o en ocasiones de forma exclusiva si el cáncer no se puede operar. En algunos casos de diseminación del cáncer en la cavidad abdominal, puede estar indicada la administración de quimioterapia intraperitoneal durante la propia intervención quirúrgica.
Radioterapia
Consiste en aplicar radiación externa en una zona específica del cuerpo gracias a unos aparatos especialmente diseñados para ello. La radioterapia tiene un efecto mayor en las células tumorales del cáncer y las extendidas a los ganglios vecinos del tumor que puedan estar afectados. Se utiliza de forma exclusiva en los cánceres de recto seleccionados que tengan algún factor de riesgo de recaída tras la cirugía. Como norma general, requiere una planificación y administración prolongada en el tiempo mediante sesiones.
¿Qué aportan las técnicas de endoscopia avanzada de nuestro centro en Madrid en el cáncer colorrectal?
Las técnicas avanzadas de diagnóstico como la cromoendoscopia y la magnificación facilitan una evaluación de las formas más precoces de cáncer colorrectal, que suelen presentar una forma plana o levemente elevada, similares a una “verrugas” de gran tamaño. De esta forma, el endoscopista experimentado puede llevar a cabo la estimación del grado de progresión de la lesión, consiguiendo una previsión bastante aproximada de la histología antes de proceder a la extirpación. Y lo que es más importante, esta estimación por parte del especialista es fundamental en la toma de decisiones para establecer qué tratamiento se la aplicará al paciente: si es candidato al tratamiento endoscópico de la lesión o deberá someterse necesariamente a un tratamiento quirúrgico porque existe riesgo de una invasión profunda de las capas superficiales de la pared, y que la extirpación endoscópica no sea curativa. Si cabe la posibilidad de un tratamiento curativo endoscópico, las técnicas de Resección Mucosa Endoscópica (RME) o la Disección Submucosa Endoscópica (DSE) tienen un papel destacado.
De forma complementaria, y exclusivamente en los casos de cáncer de recto, la ecoendoscopia se utiliza para evaluar el grado de profundidad de la lesión y la existencia de ganglios sospechosos de estar afectados.
¿Qué medidas podemos tomar para prevenirlo?
Como norma general, las recomendaciones que damos desde nuestro centro de medicina digestivo en Madrid son:
Prevención primaria
Existen ciertos hábitos saludables que se relacionan con una disminución del riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Desde nuestro centro de Medicina digestiva en:
- No fumar
- Hacer una dieta rica en frutas y verduras
- Moderar la ingesta de carnes rojas/procesadas
- Hacer ejercicio diario
- Evitar sobrepeso
Si la persona que padece el cáncer sufre de obesidad, reducir el peso mediante las indicaciones sugeridas por médicos y nutricionistas, contribuyen no solo a reducir el riesgo de cáncer, sino a mejorar la situación general de salud y el riesgo de padecer múltiples enfermedades.
Prevención secundaria / cribado
Se trata de realizar exploraciones en personas que no presentan síntomas con el fin de detectar cáncer colorrectal en fase precoz o lesiones precursoras del mismo (pólipos colorrectales). Podemos considerar 2 grupos según el riesgo atribuido de padecer cáncer colorrectal.
Riesgo alto
- Haber sido tratado previamente de cáncer colorrectal
- Haber sido tratado previamente de pólipos colónicos
- Padecer enfermedad inflamatoria intestinal tipo Crohn o colitis ulcerosa de larga evolución (>8-10 años desde el diagnóstico)
- Presentar antecedentes familiares de cáncer colorrectal
- Haber sido diagnosticado de una enfermedad hereditaria de riesgo, como el síndrome de Lynch o la Poliposis Adenomatosa Familiar
En todos esto casos es esencial llevar un adecuado plan de vigilancia mediante colonoscopia según las indicaciones de un especialista. En el caso de síndromes hereditarios de alto riesgo, se recomienda realizar revisiones endoscópicas con intervalos cortos y usando técnicas especiales de cromoendoscopia que permitan detectar pólipos planos no visibles con técnicas normales.
Aunque la vigilancia endoscópica no es una medida preventiva per se del desarrollo de cáncer, el diagnóstico precoz de pólipos/lesiones planas mediante la colonoscopia sí mejora radicalmente el pronóstico y permite la curación completa de forma muy poco agresiva (extirpación endoscópica).
Riesgo medio
Se considera que toda persona (hombre o mujer) mayor de 50 años debe realizase cribado de cáncer colorrectal, independientemente de que presente o no otros factores de riesgo añadidos. Los dos métodos de cribado fundamentales en la actualidad son:
Estudio de sangre microscópica en heces
Mediante una muestra de heces se puede analizar la presencia de sangre humana no visible a simple vista, lo que se asocia a un riesgo aumentado de presentar cáncer colorrectal o pólipos avanzados. Es un test indoloro para el paciente y actualmente forma parte de los programas sanitarios de prevención de cáncer colorrectal en población general. Cuando se obtiene un resultado positivo está indicada la realización de una colonoscopia.
Colonoscopia
Es la prueba diagnóstica de referencia en el cáncer colorrectal y los pólipos precursores. Consiste la introducción por el ano un colonoscopio flexible equipado con una micro-cámara y una fuente de luz que insufla gas para expandir el interior del colon. El colonoscopio recorre todo el colon en entrada y posteriormente retirada, para analizar la presencia de lesiones, permitiendo la toma de biopsias o la extirpación de pólipos. La colonoscopia se realiza habitualmente de forma ambulatoria, y su duración oscila entre 30 y 60 minutos. Durante la misma se puede realizar toma de biopsias o extirpación de pólipos. Precisa por parte del paciente realizar una limpieza previa del colon mediante la ingesta de preparados líquidos especiales 12-24 horas antes, que aceleran el vaciamiento de las heces, clave para asegurar una colonoscopia de calidad. Para evitar las molestias derivadas de la insuflación de gas y el movimiento del colonoscopio, se administran al paciente medicamentos analgésicos y sedantes que facilitan la relajación y evitan el dolor.
Los intervalos recomendados de vigilancia en caso de resultado normal varían en función del test de cribado utilizado: para el test de sangre microscópica en heces se recomiendan controles cada 1-2 años, mientras que en la colonoscopia se recomienda intervalos de 10 años.
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