La obesidad se ha convertido en una de las enfermedades que más se han extendido en los últimos años como si de una pandemia mundial se tratase, o así lo califica la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las causas de la obesidad pueden deberse fundamentalmente al estilo de vida, a raíces genéticas o a desequilibrios hormonales. Hablamos de un problema de salud que, a pesar de no ser de naturaleza contagiosa, en muchos casos está impulsado por el entorno social y puede tener consecuencias graves en la salud de quien lo sufre.
¿Qué es la obesidad?
La obesidad es un trastorno que se origina por la excesiva acumulación de grasa en el organismo y puede desencadenar otras complicaciones médicas. Entre ellas se encuentran determinados tipos de cáncer, diabetes, cardiopatías o hipertensión, u otros. Asimismo, es muy habitual que las personas con sobrepeso presenten problemas de salud mental y dificultades funcionales.
El índice de masa corporal (IMC) es el indicador que mide la cantidad de grasa que presenta el cuerpo de una persona y se calcula dividiendo el peso en kilos entre la estatura al cuadrado de una persona. Si la cifra es mayor de 25 pero menor de 30, se trata de sobrepeso. Si por el contrario el IMC supera los 30, hablamos de obesidad.
Consideramos la obesidad una enfermedad crónica que surge cuando los mecanismos que regulan el correcto funcionamiento del cuerpo comienzan a fallar debido a una mala alimentación o a otras causas como la genética. En el momento en el que las piezas de nuestro puzzle humano se rompen, no hay forma de que vuelvan a encajar. Es por eso que la obesidad se convierte en una enfermedad crónica que siempre habrá que vigilar y tratar.
Causas de la obesidad
La principal causa de obesidad es el desequilibrio energético provocado por un alto consumo de alimentos ricos en grasa y una baja actividad física, frecuentemente ocasionada por el sedentarismo. Por lo que el estilo de vida es una pieza clave en el principio de esta enfermedad.
A pesar de que la obesidad adquirida abarque a la inmensa mayoría de los enfermos, existe también un porcentaje más reducido de personas que tienen una mayor predisposición a sufrir obesidad por factores genéticos. Sin embargo, desarrollar o no la enfermedad depende casi íntegramente de si la dieta diaria es saludable y de si se realiza ejercicio físico.
Un aumento de peso significativo también puede venir de la mano del consumo de ciertos medicamentos hormonales o tranquilizantes, como los antidepresivos. Es habitual que el estrés se traduzca en actitudes compulsivas por comer para saciar la ansiedad y se convierta en una causa de obesidad.
Esto último tiene una estrecha relación con los casos de quienes suben kilos considerablemente a causa de dejar de fumar. Los cigarros reducen la sensación de hambre y cuando se dejan de consumir, se tiende a reemplazarlos por comida. Además, la nicotina acelera notablemente el metabolismo y en el momento que se deja de fumar, las grasas se queman mucho más lentamente.
En definitiva, el trastorno de obesidad puede estar ocasionado por diversas causas y casi la mayoría están relacionadas con la alimentación y la falta de actividad.
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